En Ruca Choroy (Neuquén) espera su apertura el primer centro de salud que ofrecerá a los pacientes la posibilidad de ser atendidos desde su propia cosmovisión cultural.
Se trata de una verdadera transformación social y cultural que imprime un destacado precedente en el país y que es resultado de una larga lucha por los derechos de las comunidades originarias.Quienes acudan a este centro de salud llamado Ranguiñ Kien(La medialuna) – que desde hace dos años fue aprobado por la legislatura pero aún sigue esperando la reglamentación del gobierno provincial para comenzar a funcionar, podrán contar con el apoyo de una ceremonia religiosa y ser tratados con hierbas y preparados propios de la tradición médica de su pueblo.
El diseño del Hospital, ubicado en tierras mapuches, es el de una medialuna y mira en dirección al sol, al igual que las cabeceras de las camas en las habitaciones, para honrar al sol dador de vida en la tradición mapuche.
La distribución de los espacios y la metodología aplicada difieren del modelo tradicional conocido en el sistema público de salud, ya que todos los actores tienen poder de decisión tanto para el funcionamiento como para la atención de los pacientes.
La convivencia de ambas medicinas tiene como marco legal el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con relación al derecho que establece para los pueblos originarios de ser consultados para ajustar los parámetros de atención médica a sus tradiciones y cultura.
El médico Facundo Cornejo, director de Salud Colectiva del Ministerio de Salud de la provincia, contó a Télam que «este proyecto se inscribe en el marco de un proceso extenso con participación de muchos actores de complementariedad de salud entre distintas formas de verla como la de los pueblos originarios y la occidental».
«Viene ocurriendo desde hace cuatro siglos que tiene que ver cómo se encontraron estas dos culturas y forma parte de lo que hoy tenemos que remediar como sistema de salud, como Estado, para que los pueblos originarios accedan a sus derechos», indicó.
Cornejo precisó que «uno de los derechos de los pueblos originarios consagrado por nuestra Constitución Nacional y Provincial, así como por convenios supranacionales, es elegir cómo quieren atender los pacientes sus problemas de salud. En ese marco todo este proceso que se realiza en la cuenca de Ruca Choroy va en el camino de reconocer ese derecho»
Los machis
Lorenzo Loncón es “werken” (mensajero) de la Confederación Mapuche Neuquina y “lawentuchefe” (persona especializada en plantas y su uso para la salud) y él considera que “en Argentina no podemos hablar de machis (curanderos) porque después de la conquista del desierto fueron asesinados estos guías espirituales. No sólo había machis sino también ampifes, que eran seres que tenían visiones. Prácticamente los extinguieron”. Por eso, Víctor Caniullán, el machi que atiende en el Imperial de Temuco(Chile), será quien venga a atender a la zona, en donde no existe en la actualidad ningún machi reconocido (aseguran que es un don de la persona, no algo que se pueda aprender).
Nos cuenta que “La medicina mapuche sigue siendo oral, y la forma más rápida de aprender es escuchando, oliendo las plantas y teniendo memoria de para qué sirven.”
“Los machis con tan sólo ver a una persona ya saben, son gente especialista, y buscan el origen de la enfermedad. Cada persona mapuche tiene un newen (fuerza) de origen; puede ser un árbol, una piedra o una estrella. El machi entra en sintonía con toda esa organización circular de la naturaleza, por eso su rol es muy importante, no sólo ven lo físico sino todo lo espiritual, buscando el comienzo de la enfermedad ligado a tu origen y al territorio, por eso el pueblo mapuche está íntimamente ligado a éste”(Nota en: «Por el país»)
Diferencias entre la medicina occidental y la medicina mapuche
Lorenzo señala que “la concepción de la medicina occidental es separar al hombre de la naturaleza y a la cultura de la naturaleza. Y para nosotros es una unidad. La medicina milenaria ha demostrado que si es natural es mucho mejor que una combinación química o sintética. Y además, si todas las culturas somos diferentes, también la medicina tiene que ser apropiada a cada cultura y tiene que haber disponibilidad”.
“Para nosotros la medicina es para compartirla, y no es para tener un sistema de patentes y encarecer un producto. Nosotros si tenemos un saber y podemos ayudar a un vecino, aunque no sea mapuche, lo hacemos».
Afirma que este proyecto “es el producto de 15 años de experiencia junto con estas comunidades mapuches. En ese camino, nos acercamos a una relación entre la biomedicina y la medicina mapuche. Cada una con su valor y sus técnicas. La idea es que se aprovechen ambas”(.Nota en El Patagónico)